Hablar de salud para tratar el tema de tus finanzas es más acertado de lo que piensas. Tu estado físico y mental y los factores presentes en tu entorno influyen directa e indirectamente en el manejo de tu economía. La salud financiera va más allá de los números o de cuánto dinero tienes: comprende tus relaciones, decisiones y comportamientos.
Tener una buena salud financiera significa lograr un bienestar que se alcanza mediante una buena gestión de la economía personal, familiar o empresarial, para poder hacer frente a imprevistos.
La salud financiera está comprendida por cuatro elementos:
- Día a día: Gestión adecuada de las finanzas a corto plazo para cumplir con las obligaciones financieras y las necesidades de consumo.
- Resiliencia: Capacidad para absorber y recuperarse de los choques financieros.
- Metas: Estar en camino de alcanzar metas futuras.
- Confianza:Sentirse seguro y en control de las finanzas
Factores que influyen en la salud financiera
Las finanzas saludables dependen de 2 factores clave:
El primer factor es la educación financiera; es decir, el conocimiento que tengas sobre conceptos financieros clave como la inflación o el tipo de interés, y sobre cómo usar esas nociones en ámbitos como el ahorro y el préstamo.
El segundo factor involucra los recursos financieros con que se cuente y cómo se administran, lo que va a depender en gran medida de la educación financiera que tengas, la cual te permite gestionar mejor tus recursos.
Sin embargo, si no cuentas con estos conocimientos siempre se puede buscar contenido educativo y orientativo que te ayude a comprender cómo gestionar finanzas personales o empresariales.
¿Qué significa ser financieramente saludable?
Si bien no existe un número que mida tu salud financiera, puedes observar los números de tu vida financiera para evaluar cuál es el estado actual de tu situación. Con una buena salud financiera, puedes asegurarte gran tranquilidad presente y futura.
Por otro lado, una mala salud financiera, puede ser perjudicial para tu salud física y mental, síntomas como puntajes de crédito bajos y poco o ningún ahorro, pueden elevar tu nivel de estrés y ocasionar algún desequilibrio emocional. La mala salud no solo te pone en riesgo a ti, también a quienes dependen de ti.
Si quieres trabajar en mejorar en tu salud financiera, puedes aplicar tus buenos hábitos en algunas áreas de tu vida financiera como:
- Créditos
Las personas con buena salud financiera prestan atención a su crédito. Un buen crédito te permite pedir prestado cuando tengas un deseo y necesidad de inversión.
Tu historial y puntaje crediticios son buenas medidas de tu salud financiera, los cuales pueden ayudarte a obtener una rápida aprobación para nuevos créditos y otros préstamos con las mejores tasas de interés disponibles.
- Gastos no planificados
Es fácil aprovecharse de los altos límites de las tarjetas de crédito y acumular toneladas de deudas comprando artículos que no necesitas en el momento.
Sin embargo, pedir prestado más de lo que puedes pagar es una señal de inflación en tu estilo de vida y puede conducir a una creciente espiral de pagos de deudas, que pueden consumir la totalidad de tus ingresos.
- Ahorros
Los hogares que gozan de una buena salud financiera tienen ahorros de emergencia y ahorros a largo plazo para objetivos financieros importantes. Los fondos de emergencia deben cubrir un mínimo de tres a seis meses de gastos si tienes un trabajo estable.
- Jubilación
Pocas personas quieren trabajar para siempre y por más que quieras, no es una alternativa muy saludable. Un buen plan de pensión te da una fecha específica para que dejes de trabajar y vivas la jubilación que deseas.
Si eres una persona que trabaja como independiente y no has pensado en tu jubilación, un buen consejo es que empieces a cotizar lo antes posible en un plan pensional.
- Seguro
El seguro es un plan de respaldo financiero para lo inesperado. Los gastos médicos importantes, los accidentes automovilísticos o los incendios en el hogar llevarían a la bancarrota a muchas personas sin un buen seguro.
Tener un plan futuro de contingencia no solo te hace ahorrar dinero, sino también ganas tiempo de respuesta, lo cual es una clave para solventar cualquier imprevisto lo más rápido y eficazmente posible.
Emociones que influyen en tu salud financiera
Las emociones pueden llegar a afectar la administración de tu dinero. Las emociones no son ni malas ni buenas, son indicadores que usa nuestro cerebro y nuestro cuerpo para alertarnos sobre algo que está pasando.
Reconocerlas nos permitirá entender si la forma en la que aparecen nos está ayudando a generar hábitos financieros saludables o no. Algunas de estas emociones son:
- Felicidad
La felicidad nos hace sentir que podemos con todo, pero, tal exceso de confianza también nos lleva a asumir riesgos que, de otro modo, no correríamos.
Debido a la efusividad de la alegría, podemos perder de vista cómo y en qué estamos gastando, ocasionando que una vez que pasó la emoción, sientas remordimiento o arrepentimiento.
Hay varias estrategias que puedes aplicar para que no te dejes llevar por esta emoción, por ejemplo, tener una cuenta separada y exclusiva para celebraciones o establecer un límite para que nunca se te pase la mano con estas. La idea es no vaciar tu cartera en cenas y obsequios a la menor provocación.
- Ira
Este es uno de los sentimientos más poderosos y potencialmente peligrosos con tus finanzas; sobre todo, cuando le das el permiso de intervenir en tus decisiones. Un factor a tener en cuenta es que la ira te ciega tanto, que justificas tus malas elecciones financieras.
Lo ideal cuando se presenta este sentimiento es que respires profundamente y postergues la toma de decisiones importantes hasta que te hayas calmado. De modo que puedas descartar las decisiones apresuradas y puedas despejar tu mente de la ira mucho más rápido.
- Lástima por sí mismo
Cuando una persona no se siente valiosa y siente lástima por sí misma, puede comenzar a comprar como una forma de compensar sus “deficiencias”. Una baja autoestima es el detonante de compras compulsivas para lograr ese sentimiento de pertenencia.
Este sentimiento puede causar no solo un gran desbalance financiero sino también emocional; por eso, necesitarás ser consciente de tus fortalezas y canalizarlas de forma positiva para ti. También es aconsejable desprenderse por un tiempo de las compras ágiles y online, para no caer en tentaciones.
- Miedo
Esta es quizá una de las emociones más arraigadas en la población mundial desde el inicio de la pandemia. El miedo y la incertidumbre nos hacen sentir incómodos y preocupados acerca del futuro. Abusar de los créditos o hacer inversiones con mayor riesgo del que podemos sobrellevar son algunas de las consecuencias.
Al no ser una emoción tan inmediata como las demás, sino una que se va a acumulando poco a poco, tienes la opción de ir identificando los primeros signos y detenerlos antes de que te dominen.
Procura enfocarte en los hechos y evitar las suposiciones, debido a que la falta de control al respecto es lo que te genera la ansiedad y el deseo por realizar compras de pánico.
La salud financiera no se refleja en tu dinero
Una de las motivaciones principales para trabajar en tus finanzas es la protección de tu salud física y mental. No es un tema de ingresos, sino de una buena gestión, es decir, cómo administras de forma organizada y responsable lo que ganas en pro de conseguir una vida más tranquila.
Por otra parte, la salud financiera se debe conversar en familia para que las decisiones estén guiadas a un mismo objetivo. Las pequeñas acciones como detener las compras compulsivas o establecer un fondo de emergencias, no dependen únicamente del uso del dinero sino de una correcta asesoría que te ayude a generar mejores hábitos financieros.
Recuerda que un buen control de tus emociones contribuye a mejorar tus hábitos financieros; por eso, te invitamos a que sigas aprendiendo sobre las mejores recomendaciones de inversión y salud financiera junto a nosotros.