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4 señales de que se avecina una crisis empresarial

 

Para nadie es un secreto que toda empresa experimenta durante su tiempo de vida diversos cambios y es muy importante identificar y analizar a tiempo, qué tan positivos o negativos son estos cambios. Esto, para tomar decisiones en el momento justo y evitar lo que conocemos como crisis empresariales.

Dentro de los factores indispensables que afectan la supervivencia de las empresas se encuentran la innovación, el acceso a créditos, el tamaño de la compañía, la estructura financiera, el tipo de mercado elegido, entre otros. Todos estos son elementos clave en el desarrollo empresarial y sin lugar a dudas definen el futuro de la compañía.

Generalmente, las empresas cuentan con indicadores KPI´s que permiten monitorear y corregir su operación a lo largo del camino. Sin embargo, en algunas ocasiones por diversos motivos, se suelen dejar pasar por alto errores o fallas, que pueden llevar a la compañía a experimentar crisis, asumiendo que van por el camino correcto.

Según un estudio realizado por W. Weitzel y E. Jonsson en la Cornell University en 1989, existen 4 etapas previas que someten a las compañías a elementos de crisis, sin que sean muy notorios en el diario ejercer de los directivos. Esto, porque asumen que cuentan con una estructura estratégica y de gestión que “conoce” la situación.

En ese orden de ideas, las 4 señales de que se avecina una crisis empresarial, son:

  1. Ceguera gerencial

En esta etapa la compañía muestra aspectos como bajas en ventas, aumento de conflictos laborales, variaciones negativas en los niveles de deserción de los colaboradores (no necesariamente se hace referencia a variaciones representativas, más bien variaciones paulatinas y sostenidas que indican que algo está sucediendo y no va bien) o efectos como aumento en el costo de las negociaciones con los clientes y/o proveedores.

Este último factor, suele estar sujeto a fenómenos que generalmente no ven las compañías por estar inmersas en el negocio, pero que quienes observan  desde fuera lo notan con gran facilidad.

  1. Inactividad

En este punto los directivos muestran una negativa a realizar cambios de fondo en la operación, ya que suelen recordar los mejores momentos de la empresa. Insisten en que los tiempos van a cambiar y que sus productos son los mejores del mercado y los compradores no los sustituirán por ningún otro.

Este tipo de situación suele pasar en gerencias de amplia trayectoria que con el paso de los años han reforzado sus ideas del negocio, impidiendo mejoras estructurales ya que afectan su forma cotidiana de hacer las cosas.

  1. Acción defectuosa

Una vez los problemas se hacen más notables y las dificultades aumentan su grado de complejidad, la dirección entabla acciones, pero sin modificar la forma antigua de trabajar y es cuando suele escucharse la popular frase: “en esta empresa las cosas siempre se han hecho así”, llevando a la compañía a aumentar el tamaño de problemas y a convertirlos en irremediables a futuro.

  1. Crisis

Cuando llega lo que llamamos “crisis” es cuando se buscan cambios reales e inmediatos. Para este momento, la empresa ha tenido dificultades progresivas y en muchas ocasiones pudo haber perdido parte de su mercado, de su capacidad de negociación e inclusive, puede estar teniendo dificultades financieras, que la obligan a tomar decisiones que no serán del agrado de los directivos o accionistas de la organización.

Cabe mencionar que tomar decisiones en cualquiera de estas etapas, no garantiza la recuperación total de las empresas, pero sí induce a mejoras progresivas que en un mediano plazo llevarán a las compañías a niveles aceptables de funcionamiento.

Lo importante es hacer cambios radicales y de fondo que permitan a la empresa reestablecer el rumbo y lograr ser sostenibles durante un considerable período de tiempo. Ser flexibles y estar siempre en pro del cambio y el aprendizaje continuo de los mercados, les permitirá a las organizaciones sus tres objetivos principales: Ser rentables, crecer y permanecer en el tiempo.


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